Desde hace unos años, Instagram, Facebook, Twitter y otras muchas plataformas han cambiado el planeta, en cuanto a la forma de comunicarnos y de disfrutar del ocio y del trabajo.
Todo parecía indicar que el efecto de estas nuevas plataforma digitales era positivo, en todos los aspectos. Para el usuario, por su desarrollo personal y profesional. Y para las marcas, por su crecimiento y evolución. Pronto se comenzaron a conocer como medios de comunicación democráticos.
Pero todo esto fue al principio de los tiempos. Hoy, la percepción que se tiene de estas plataformas ha variado.
Cuando todo cambió en las redes sociales
Algunos casos muy comentados, como el de Facebook con la empresa de tratamiento de datos Cambridge Analytica, han generado un importante temor a la manipulación de la opinión pública.
Por su parte, Twitter se encuentra trabajando intensamente para evitar el acoso cibernético que practican algunos usuarios.
Por si esto fuera poco, muchas investigaciones psicológicas y sociológicas llevadas a cabo recientemente, demuestran que las interacciones entre los usuarios en plataformas digitales pueden resultan ciertamente estresantes. Probablemente, uno de los ejemplos paradigmáticos de esto que te estamos contando sea Instagram y el uso que hacen de ella muchos adolescentes.
La obsesión por los likes
Esa atención subjetiva al Like surge al activarse el mecanismo de recompensa del cerebro mediante la producción de dopamina, un neurotransmisor químico que aumenta la sensación de felicidad.
¿No te lo llegas a creer? Está demostrado: ver que nuestras publicaciones son valoradas por otros usuarios que pulsan el botón de Me Gusta activa las mismas zonas del cerebro que se accionan con la comida que más nos gusta, por ejemplo. Esto es lo que concluyó una investigación realizada en 2016 en la UCLA, publicada en Psychological Science.
No es extraño, entonces, que estas actividades acaben provocando verdaderas adicciones. Los mecanismos de recompensa se encargan de que intentemos repetir estas sensaciones lo más a menudo posible. Y, a la vez, hacen que los adolescentes sean más propensos a realizar actos imprudentes, al disminuir el autocontrol.
Trampas, engaños y artificios
Además de los aspectos psicológicos y los más que demostrados riesgos para la salud, los Me Gusta también son el origen de muchas trampas a nivel empresarial. Se ha detectado que muchas marcas e influencers recurren a países como China, Vietnam o Malasia, que cuentan con auténticas granjas de Likes.
Y, por supuesto, otro tanto sucede con la falta de calidad y originalidad. Los contenidos se empobrecen cada vez más, en un contexto en en el que prima la obsesión por conseguir Likes a toda costa.
Todo esto está llevando a la sociedad a pensar en la necesidad de mejorar nuestra educación y comportamiento con respecto al uso de estas redes sociales. Pero también las propias empresas que gestionan estas plataformas comienzan a concienciarse acerca de la urgencia de rebajar la obsesión por los Me Gusta.
Repensando el uso de las redes sociales
Reducir el estrés que genera el mal uso de las redes no es solo una cuestión de salud. Los fundadores y CEO de estas plataformas saben que si los usuarios no perciben estos medios como algo positivo, pueden acabar abandonándolos. Y esto supondría su ruina.
Pero no nos engañemos, todo esto no viene dado por error. Estas plataformas sociales se diseñaron para conseguir el mayor número de seguidores y de Likes. Para las marcas, esto implica la posibilidad de conseguir más clientes. Y para las propias plataformas sociales, más ingresos por publicidad.
Ahora, la idea inicial se ha distorsionado. El mecanismo del Me Gusta ha terminado por fomentar el sensacionalismo, la rivalidad y la provocación.
La credibilidad de Facebook
En concreto, Facebook está intentando salir de una grave crisis de credibilidad. Queda claro que la empresa necesita reorientar su estrategia. El objetivo en este momento es que los usuarios sientan menos presión sobre lo que publican. Se busca incentivarles a diversificar y a ser creativos en sus contenidos, no solo buscando la aprobación del resto de usuarios.
Twiter y su vuelta a empezar
El propio fundador de Twitter, Jack Dorsey, lo ha reconocido: “Si tuviera que empezar el servicio de nuevo, no dejaría que el número de seguidores fuese tan importante. Tampoco le daría tanta importancia a los Likes. De hecho, creo que ni crearía los Likes”.
Actualmente, casi el 40% de los tweets ofensivos se identifican mediante algoritmos y se revisan después por un equipo de profesionales. Se ha decidido que esta red sea un medio al que acudir para obtener información específica y de valor contrastado.
Para ello, se pretende reorientar el concepto de «seguir», pasando de seguir a usuarios concretos a seguir intereses, tendencias y comunidades específicas.
Por otra parte, ocultar los Me gusta puede que disminuya el valor público. Pero los usuarios siguen disfrutando en privado de la cantidad de Likes que obtienen. Twiter también está recogiendo los comentarios de las empresas y los creadores sobre este experimento.
Una nueva experiencia en Instagram
Instagram está haciendo pruebas en Canadá antes de expandir el experimento a Australia, Brasil, Irlanda, Italia, Japón y Nueva Zelanda.
¿En qué consiste ese experimento? Se trata de ocultar el número de Likes a los followers. Permitiendo, eso sí, que el creador pueda visualizarlos. Y se llega incluso a la posibilidad de ocultar el número de seguidores para evitar el sensacionalismo. Así, se pretende dirigir la atención al post, al contenido. En vez de a lo que opinan otros usuarios de esa publicación.
Pero, ¿por qué Instagram habría de renunciar a lo más fundamental de la experiencia en esta plataforma? Según Mark Zuckerberg, para que la experiencia en la red social sea más agradable y menos competitiva. Al eliminar los Likes, los usuarios no se frustran si sus fotos no llegan a las cifras de los influencers más famosos.
Youtube sin suscriptores
YouTube está introduciendo también un cambio importante: dejará de mostrar las cifras exactas de los suscriptores en tiempo real. La razón es que este empeño en el seguimiento de las cifras está motivando el acoso online. Porque se tiende a ridiculizar a quienes pierden suscriptores.
A su vez, esta nueva orientación puede hacer que otras webs que elaboran rankings de youtubers, como Social Blade, dejen de realimentar esta obsesión al mostrar las cifras exactas de seguidores. De esta forma, se mostraría el número abreviado de suscriptores en todas y cada una de las plataformas públicas de YouTube para los creadores de contenidos con más de 1000 seguidores.
Con una excepción: los creadores de contenido sí que podrán ver las cifras exactas de sus suscriptores, utilizando la herramienta YouTube Studio.
Una nueva etapa se abre para las marcas
Aunque no están del todo claras las intenciones de todas las plataformas y sus responsables, parece que lo que todos desean es mejorar el ambiente entre usuarios y anunciantes. ¿Quién sabe? Puede que sea el comienzo de un entorno online menos competitivo.
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